Inés esperaba que entrara la noche
que el grillo saliera para ir a lavar.
Bajaba el camino
que da a la quebrada
las ranas cantaban
cuando ella pasaba
olor a jornada, a rancho y solar.
Lavaba su trenza con jabón de Luna
mojaba de estrellas la camisa de Juan
el agua del río le quita las penas
remienda la seña, le borra la huella
que deja el patrón.
Inés tiene el cuerpo
olor a potrero
a tinaja fresca
a flor de maíz.
Regresa a su rancho
donde Juan la espera
y el rancho se llena
de olor a cosecha
que trae en sus pies.
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