Pongo el pincel sobre tus labios y dibujo un beso, luego agrego el color de la madrugada y se enciende tu sonrisa limpia y cálida. Un rojo aceituna tiembla en tus pezones y hacia tu ombligo perfecto cae un rosa pálido con matices de gris perla. Beso tu cuello de sombras naranjas y me pierdo en el color miel de tus ojos aferrado a tu pelo de un azul intenso.
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